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User:Cihuaweb/quotes

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Created by Tezcatlipocas

1. FIRE[edit]

Xiuhtecuhtli, era en efecto uno de los dioses primitivos de la religión nahoa, y hemos dicho antes de que fuesen creados los cielos, lo fue el fuego; por lo que se llama también Huehuetéotl; que literalmente significa “el dios viejo o antiguo”

— Pp.778 Cecilio Robelo

“MS. De Fr. Bernardino se dice que los dioses crearon el fuego y luego un medio Sol que alumbra un poco, que siguieron con la creación del hombre Oxomoco y de su mujer, Cipactónal, dándole a él orden para cultivar la tierra, y a ella de que hilase y tejiese; por último, se dice también que estos consortes inventaron la cuenta del tiempo y del calendario”

— Pp.91 Cecilio Robelo

“Y los dos hermanos creadores forjaron en el Tlacopillacihualoyán o Tlacapillachihualoyán a Huehuetéotl, el dios antiguo, el dios viejo. Este dios primero es menos abstracto que los otros por venir, es un dios creado para la necesidad del amor y la protección, es Tota, obra de bondad. A este nuevo dios se le ofrecerá el primer bocado de cada alimento, y el primer sorbo de cada bebida, esa ofrenda le será vertida en el fuego, y tendrá honor”

— Pp. 35-37. Otilia Meza

"Y el dios Quetzalcóatl, en compañía de su hermano Huitzilopochtli, forjó una hermosa y joven diosa que sería sabia y sería digna. Toda ella sería roja, su cabello, su vestido, su sonrosa; su reino sería el fondo de las montañas, sería señora de la llama, del fulgor, y del destello surgido de las entrañas de la tierra. Cuando los dioses pudieron recrearse en la vista de la recién forjada diosa, el dios Huehuetéotl, poniendo dulzura en la voz, la llamó Chantico, quien sería desde ese instante, diosa del fuego volcánico"

— Pp.39. Otilia Meza

"Chantico, con mano segura, aprisionó las brasas encendidas tomadas del brasero divino, y acariciando con su delicada mano la frente arrugada del viejo dios, dejó para siempre el Teotlauhco. Y bajó a la tierra y se internó en sus profundidades. Las llamas empezaron a elevarse sobre la dimensión del reino de las brumas. ¡Ya había luz! ¡Las gigantescas llamas parecían sierpes de fuego! ¡El fuego volcánico había brotado!"

— Pp.39. Otilia Meza

2. WATER[edit]

“Dieron al agua organización particular, los cuatro dioses hermanos formaron a Tláloccantecutli, y a su esposa Chalchiuhicueye, quienes quedaron como dioses del líquido elemento. Moraban en un aposento de cuatro compartimientos, en medio de los cuales había un gran patío con cuatro grandes estanques llenos de aguas diversas; la primera era buena para las simientes y los panes; la segunda, que anubla las plantas; la tercera, que las hiela; la cuarta, improductiva, que las seca. Tlaloc hizo una multitud de ministros [Tlaloque] de pequeño tamaño, los cuales habitaban en los cuatro compartimientos. Armado cada uno de una alcancía y un palo, cuando se les manda ir a algún lugar, toman del agua que se les ordena, y la vierten en forma de lluvia para regar la tierra. Cuando los ministros pigmeos quiebran las alcancías con los palos, se produce el trueno; y cuando algunos de los tiestos de las ánforas celestes caen del cielo y hieren a algún mortal, se produce el rayo”

— Pp.117-118 Cecilio Robelo

“En la cosmogonía del Códice Zumárraga hemos visto que Quetzalcóatl y Huitzilopochtli crearon a Tláloc; así que este no fue pariente de aquel”

— Pp.351 Cecilio Robelo

3. DEATH[edit]

“Antes del Universo conocido, sólo existía un cielo, que llamaron -El décimo tercero- En el vivían el Ser Supremo, Tonacatecuhtli y su esposa Tonacacíhuatl o Xochiquetzal; no tuvieron principio, eran eternos. Esta pareja divina procreó cuatro hijos: el primogénito fue Tlatlauhcatezcatlipoca, de color rojo; fue adorado por los de Tlaxcallan y Huextzinco bajo el nombre de Camaxtle; el segundo hijo fue Yayauhcatezcatlipoca, de color negro y de peor índole que sus hermanos; el tercer hijo fue Quetzalcoatl, llamándole también Yohualehécatl, de color blanco; el cuarto fue Omitéotl; nació sin carnes, era sólo el esqueleto; llamábase también Inaquizcóatl; entre los mexicanos era conocido por Huitzilopochtli, por ser zurdo. Estos cuatro dioses, después de 600 años de inactividad, se reunieron y conferenciaron acerca de lo que debían ordenar y de las leyes que debían imponer a lo que creasen y puestos de acuerdo, comisionaron a Quetzalcoatl y a Huitzilopochtli para proceder para la creación. Los númenes formaron desde luego el fuego, del cual sacaron un medio Sol, que alumbraba poco por no ser entero. Crearon también al primer hombre, Oxomoco, y a la primera mujer, Cipactónal […] Crearon también a Mictlantecuhtli, dios del infierno, y a su esposa Mictlancíhuatl. Por último, formaron el calendario ordenando el tiempo, que distribuyeron en días, meses y años”

— Pp.117 Cecilio Robelo

“Cuando los dioses crearon la estrella de la tarde, hicieron a un hombre y a una mujer, Cipactónal, y Oxomoco, y luego formaron los días. Después fueron creados los cielos y los dioses de los muertos y al final a los hombres macehuales”

— Pp.88 Cecilio Robelo

“En la teogonía del Códice Zumárraga vemos a Quetzalcóatl creador de Mictlantecuhtli y de su mujer Mictlancíhuatl

— Pp.351 Cecilio Robelo

4. EARTH[edit]

“Después de 600 años de inactividad, los hijos de Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl hicieron varias creaciones, y, al último, dentro del agua hicieron un gran pez llamado Cipactli, el cuál fue transformado en la tierra, con su dios Tlaltecuhtli, tierra-señor, al cual pintan tendido sobre el Cipactli, en memoria de su creación. Con esto sabemos que ya que el Cipactli, aunque primitivamente un pez, fue después la tierra-mujer, ó hembra, Tlalcíhuatl”

— Pp.88. Cecilio Robelo

“En la aza de las aguas, Quetzalcóatl y Huitzilopochtli habían creado un gran pez llamado Cipactli, y reunidos con los otros dos dioses, hicieron la tierra del Cipactli, y la declararon dios bajo el nombre de Tlaltecuhtli, y por eso lo pintan tendido sobre un pescado”

— Pp.118 Cecilio Robelo

“Los cuatro dioses encargados de crear el mundo por el ser supremo Ometecuhtli, después de crear el fuego, los cielos, y el agua, crearon la Tierra, dándole el carácter de un dios bajo el nombre de Tlaltecuhtli, señor-tierra. Como diosa figuraba la tierra en una rana fiera, con bocas llenas de sangre en todas las coyunturas, para representar que todo lo comía y tragaba. Tlaltecuhtli era el dios varón de este elemento; a este señor-tierra lo reverenciaban con grandes sacrificios y ofrendas”

— Pp. 573-574. Cecilio Robelo

“Cipactli es, como dice Orozco y Berra, símbolo del principio, del origen, del comienzo de la Tierra, y Cipactónal es el día en la Tierra, personificado”

— Pp.91 Cecilio Robelo

“Los dioses no se cansaban de admirar ese mundo líquido, sin oscilaciones, sin movimientos, pero los grandes dioses, Tezcatlipoca y Quetzalcoatl, pensaron que ese nuevo mundo recién creado debía ser habitado, y para ello hicieron bajar del cielo a la señora Tlalcíhuatl, señora de la tierra, y Tlaltecuhtli, señor de la tierra, sería su compañero”

— Pp.69. Otilia Meza

“Los nahuas al ver que todo en la naturaleza se reproduce en par, creyeron lógico hacer para su primera divinidad y por eso llamaron a su dios Omeyótl, dualidad, pero luego, a una persona de esa divinidad la llamaron Ometecuhtli, —De los dos, el señor—, esto es, el varón y a la segunda persona Omecíhuatl, —De los dos, la mujer—. Esta noción de dos la encontramos en casi todos los dioses del Anáhuac: así tenemos a Mictlantecuhtli y su esposa Mictecacíhuatl, señores de la muerte; Centéotl y Cintéotl, dioses del maíz; y Tlaltecuhtli y Tlalcíhuatl, dioses de la tierra"

— Pp.25. Otilia Meza

TECPATL[edit]

“Técpatl, pedernal o sílex, hijo de Omecíhuatl y arrojado del cielo a la tierra para producir la primera raza de dioses”

— Pp. 777. Cecilio Robelo

“El Técpatl tiene un origen divino: los dioses supremos Ometecuhtli y su mujer Omecíhuatl moraban sobre el undécimo cielo; tuvieron muchos hijos; el padre dirigía a los varones y la madre a las hembras. Omecíhuatl dio a luz un técpatl, de lo cual, espantados y admirados los hijos, decidieron arrojarlo a la tierra, cayó el pedernal en Chicomoztoc, siete cuevas, y al golpe brotaron mil seiscientos dioses o diosas terrenales”

— Pp. 481. Cecilio Robelo